Mor Alfredo Landa que va viure i iniciar-se en el teatre a Figueres

L'actor va ser pregoner de les Fires de la Santa Creu el 1989

L'actor i còmic Alfredo Landa (Pamplona, 1933) ha mort als 80 anys d'edat, segons ha confirmat l'Academia de Cine. Landa va tenir una carrera extensa i intensa i va actuar en comèdies com 'Atraco a las tres' i 'No desearás al vecino del quinto'. 'Luz de domingo' de José Luis Garci va ser la seva darrera pel·lícula de l'any 2007, el mateix any que va anuncia la seva retirada, va rebre el Goya d'Honor l'any 2008 i el premi especial per la seva llarga trajectòria al Festival de Màlaga.

En total, al llarg de tota la seva carrera Landa va treballar en més de 130 pel·lícules. El debut cinematogràfic va ser l'any 1962 amb la cèlebre cinta de José María Forqué 'Atraco a las 3'. Al llarg de la seva trajectòria es va fer especialment conegut a la dècada dels 70 on va "encarnar el prototip d'espanyol mitjà que va donar lloc al 'landismo', gènere del qual se'n va sentir molt orgullós", com ha destacat l'Academia de Cine. Va treballar en multitud de films com 'La ciudad no es para mí', 'Las que tienen que servir, 'Vente a Alemania', 'Pepe' i 'No desearás al vecino del quinto', entre d'altres.

Landa va guanyar el premi a millor interpret a Cannes per 'Los santos inocentes' -guardó que va guanyar 'ex aequo' amb Paco Rabal i dos Premis Goya per 'El bosque animado' i 'La marrana'. A aquests dos premis li va sumar un tercer Goya al febrer del 2008 quan va rebre el Goya d'Honor.

Relació amb Figueres

Landa a la dècada dels 40, va viure quatre anys i mig a Figueres, a la plaça Triangular, com relata en la biografia "Alfredo el Grande, vida de un cómico" escrita per Marcos Ordóñez i publicada l'any 2008 i de la que en un fragment fa referència a la seva experiència a la ciutat on va aprendre català quan estudiava als Fossos:

"Vivíamos en una casa maravillosa en la plaza Triangular. Mi padre nunca quiso vivir en las casas cuartel. Decía, y con razón, que eran como cárceles, que allí te controlaba todo el mundo, y mi madre estaba completamente de acuerdo.

Me compraron una bicicleta para ir al colegio, y el colegio se convirtió en mi segunda casa. El colegio de los Fosos. Hermanos de las Escuelas Cristianas, los de La Salle, los del baberito. Era una alegría enorme ir allí cada mañana porque iba a encontrarme con mis amigos, mis primeros amigos. Aprendí catalán en un vuelo. Para mí fue la cosa más normal del mundo: yo quería hablar con ellos, y ellos no hablaban otra cosa. Todavía me sé El Virolai entero, el himno de la Virgen de Montserrat. Rosa d’abril, morena de la serra, de Montserrat estel, il·lumineu la catalana terra*... Y con buen acento, ¿a que sí? Y un trabalenguas que decía: Tinc cinc fills tísics i prims, i amics íntims, vint-i-cinc**. Fueron las primeras cosas que aprendí. La memoria es una de las cosas más raras del mundo. Mira si tiene narices que me siga acordando yo, por ejemplo, de la alineación del Figueres de entonces: Pasqual, Jordà, Fabregó; Millà, Padilla, Madern; Valls, Morral, Sala, Sol y Grau. Los once, uno tras otro. ¿Qué te parece?

Me acuerdo de todo eso y, por supuesto, de mis primeras frases en un escenario. En Figueres hice mi debut como actor, a los 9 o 10 años. Bueno, esto es una coña, pero también tiene su importancia. Todo deja su poso, todo cuenta. En el colegio de los Fosos daban siempre la clásica función de fin de curso. Aquellas comedias de la Galería Salesiana, arregladas para que todos fueran personajes masculinos. Si salía una tal doña Julia, allí se convertía en don Julio. Yo hacía el papel de un niño llamado Pepito. Por unanimidad me eligieron para ser el tal Pepito.

La obra en cuestión se llamaba Mi tío de Buenos Aires. No tengo ni pajolera idea de qué iba aquello, pero recuerdo perfectamente mis cuatro frases: «No quiero, no quiero», «Tú no eres mi papá», «¿A qué papá, a éste o al mío?», y la última, que era: «¡Ah! A aquél, sí». Fueron cuatro trallazos de risa. Que me verían gracioso, digo yo, porque me dieron una ovación del carajo la vela. Pero la vocación no se me despertó ahí. Eso fue unos años más tarde
".

En aquesta biografia l'actor també recorda que va ser pregoner de les Fires i Festes de la Santa Creu de l'any 1989 quan Marià Lorca era alcalde de la ciutat.

"En 1989 fui al programa de Ángel Casas, en la televisión catalana, y desde allí les mandé un saludo. Al día siguiente me telefoneó Marià Lorca, el alcalde de Figueres, para pedirme que diera el pregón de las fiestas de la Santa Creu. Lo escribí yo mismo y dije un tercio en catalán, que no fue fácil. La gran sorpresa fue encontrarme con mis compañeros de clase. Allí estaban todos, los cuarenta. Me dieron un banquete extraordinario en Port de la Selva y me regalaron un libro con sus firmas. Cuando un navarro hace amigos, le duran para siempre."